jueves, 26 de abril de 2012

EL TOLOACHE

El Toloache 
Leyenda mexicana

Mucho tiempo antes de la conquista de México por los españoles, vivía en este país un poderoso rey, padre de siete príncipes.

 Todos, como hijos de serrallo, tenían poco más o menos, la misma edad. 

Una noche, cuando el Rey dormía tranquilamente en su tienda, fue despertado por los lamentos de una niña, que desnuda y hambrienta, había llegado, nadie sabía de dónde, al lugar donde el rey descansaba.

 Conmovido éste por su extraordinaria belleza, la adoptó y educó con el cariño de un padre. La niña crecía y su maravillosa belleza aumentaba, llegando a convertirse en una criatura tan fascinadora, que los siete hijos del rey se enamoraron apasionadamente de ella. 

Desde entonces la paz dejó de reinar en el palacio y entre los hermanos se desencadenaron los celos y el odio. 

La joven, aunque los quería a todos, no amaba a ninguno, y los príncipes, para decidir cuál se casaría con ella, acoraron citarse para un combate fratricida, del que sólo pudiera sobrevivir uno de ellos. 

Cuando el rey se enteró de lo acordado, y creyendo que no había otro medio para impedirlo, ordenó a sus servidores que quitasen la vida a la hermosa doncella. Siguiendo éstos las órdenes de su señor, se la llevaron al monte, y allí creyéndole muerta la abandonaron malherida.

Cuando la joven recobró el sentido, atemorizada, corrió sin rumbo a través de la selva; sus pupilas se dilataban, intentando ver en la oscuridad, y sus párpados se ennegrecieron por el terror. Entonces salió la Luna llena y el toloache abrió sus flores. 

Una de ellas habló, ofreciendo refugio a la fugitiva, y ésta, reduciéndose prodigiosamente de tamaño, se introdujo en el seno de la flor. En el cáliz de la flor sanaron sus heridas y encontraron alivio sus dolores.

 Desde entonces el toloache adquirió sus facultades maravillosas. Su jugo ensombrece los párpados y dilata las pupilas; aplicada a la piel calma los dolores y, tomando la hierba en infusión, puede hacer dormir, e incluso matar. 

Desde entonces, para ocultar a su protegida, sólo abre sus flores las noches de plenilunio, y ni los príncipes, sus siete enamorados, que la buscaron transformados en mariposas, pueden encontrarla, porque los insectos nunca se acercan al toloache, saben muy bien que el aroma de sus flores causa la muerte a quienes la aspiran. 


PREGUNTAS SOBRE LA LEYENDA  EL TOLOACHE
1_ ¿QUE IDEA PRETENDE TRANSMITIR EL AUTOR?

R=QUE EL AMOR NO SE TIENE QUE FORZAR Y QUE TIENE QUE SER PURO ADEMAS DE QUE LOS CELOS NO TE LLEVAN A NADA.
2_ ¿QUE FRASES RESUMEN MEJOR LOS MOTIVOS DEL AUTOR?

R=LA JOVEN AUNQUE LOS QUERÍA A TODOS NO AMABA A NINGUNO EL TOLOACHE SOLO ABRE SUS FLORES LAS NOCHES DE PLENILUNIO
3_QUE PÁRRAFO TE GUSTO MAS,TRATA DE PARAFRASEARLO INTENTAR EXPLICARLO CON TUS PROPIAS PALABRAS?

R=EL ULTIMO PÁRRAFO  POR QUE AHÍ HABLA DE LA BELLEZA DE UNA FLOR QUE ES CAPAS DE LLEVARTE HASTA  LA MUERTE

4- ¿DE QUE OTRA MANERA SE PODRÁ EXPRESAR LAS IDEAS DEL AUTOR?

R= CONTANDO UNA HISTORIA DONDE TENGA AMOR TRAICIÓN SOLIDARIDAD Y CELOS

viernes, 16 de marzo de 2012

LECTURA TEMA 3 PRUEBA # 1 CON 600 PALABRAS

1.- ¿CUANTO TIEMPO DURO EL PROCESO DE INVENCIÓN DEL CINE?

R= UN AÑO

2.-¿ESCRIBE TRES APELLIDOS DE PERSONAS RELACIONADAS CON EL PROCESO?

R=EDISON,AUGUSTE Y  LUMIERE

3.-¿APUNTA LOS TRES PAÍSES DONDE SE INICIARON TRABAJOS SIMULTANEA-MENTE AL RESPECTO DEL MISMO PROCESO EN CUESTIÓN?

R=ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA Y FRANCIA

4.-¿CUANTAS FOTOS POR SEGUNDO DISPARABA EL RIFLE INVENTADO EN 1880?

R=

5.-¿DE QUE TAMAÑO ERAN LAS VISTAS DEL APARATO QUE PERMITIÓ LA PRIMERA FOTOGRAFÍA PARLANTE?

R= 12 METROS

6.-¿EN QUE SE EQUIVOCO EDISON AL TRATAR DE HACER DINERO?

R= AL LIMITAR SU MEDIO A UNA ATRACCIÓN INDIVIDUAL

7.-¿QUE CARACTERÍSTICA PRINCIPAL TUVO LA AUDIENCIA QUE PRESENTO LA PRIMERA PROYECCIÓN DEL CINEMATÓGRAFO EUROPEO?

R=QUE ERA UNA AUDIENCIA PAGADA

8.-¿QUE PAÍS PERDIÓ LA DOMINACIÓN MUNDIAL DE LA INVENCIÓN Y POR QUE?

R= E.U.A Y FRANCIA ERAN LOS RESPONSABLES DE LA INVENCION DE LAS PUNTURAS MOVILES

jueves, 8 de marzo de 2012

LECTURA "LLUVIA, LLUVIA ALÉJATE"


LLUVIA, LLUVIA, ALÉJATE
-Ahí está otra vez -dijo Lillian Wright, ajustando las celosías-. Ahí está, George.
-¿Ahí está quién? -preguntó su esposo, tratando de obtener un contraste satisfactorio en el
televisor para ver el partido de béisbol.
-La señora Sakkaro -respondió Lillian, y para impedir el inevitable «¿quién es ésa?» se apresuró
a añadir-: La nueva vecina, por amor de Dios.
-Ah.
-Tomando el sol. Siempre tomando el sol. Me pregunto dónde estará su hijo. Habitualmente
está fuera, en un día tan bonito como éste, jugando en ese patio inmenso y tirando la pelota
contra la casa. ¿No le has visto nunca, George?
-Le he oído. Es una versión de la tortura china de la gota de agua. Un golpe en la pared, un
golpe en el suelo, un golpe en la mano. Blam, bang, paf...
-Es un chico agradable, tranquilo y bien educado. Ojalá Tommie entablara amistad con él. Tiene
la edad apropiada. Unos diez años, diría yo.
-No sabía que Tommie tuviese problemas para entablar amistades.
-Pero es difícil con los Sakkaro. Son muy reservados. Ni siquiera sé qué hace el señor Sakkaro.
-¿Por qué tienes que saberlo? No te incumbe lo que hace.
-Es raro que nunca lo vea salir a trabajar.
-A mí nadie me ve salir a trabajar.
-Tú te quedas en casa a escribir. ¿Qué hace él?
-Sin duda, la señora Sakkaro sabe qué hace su esposo y le fastidia no saber qué hago yo.
-Oh, George. -Lillian se alejó de la ventana y miró con disgusto

al televisor. (Schoendienst era el bateador)-. Creo que deberíamos intentarlo. El vecindario
debería intentarlo.
-¿Intentar qué? -George estaba repantigado en el sillón, con una Coca-Cola en la mano, recién
abierta y chorreando por la humedad.
-Conocerlos.
-¿No lo intentaste ya cuando llegaron? Me dijiste que habías ido a visitarlos.
-Los saludé, pero ella acababa de mudarse y todavía estaba muy atareada, así que eso fue todo.
Han pasado dos meses y lo único que hacemos es saludarnos. Es muy rara.
-¿Ah, sí?
-Siempre está mirando al cielo. La he visto cien veces, y nunca sale si está nublado. Una vez,
cuando el chico estaba jugando fuera, le ordenó que entrara, gritándole que iba a llover. La oí
por casualidad y salí deprisa, pues tenía ropa tendida. Hacía un sol aplastante. Y, sí, había
algunas nubecillas, pero nada más.
-¿Y luego llovió?
-Claro que no. Salí corriendo al patio para nada.
George estaba enfrascado en el alboroto que había provocado un fallo de un jugador. Cuando
terminó la algarabía y mientras el lanzador procuraba recobrar la compostura, George le
comentó a Lillian, que entraba en la cocina:
-Bueno, como son de Arizona, no creo que conozcan nubes de otro tipo.
Lillian regresó a la sala, taconeando.
-¿De dónde?
-De Arizona, según Tommie.
-¿Cómo lo supo Tommie?
-Habló con el chico mientras jugaban a la pelota, y él le dijo a Tommie que venían de Arizona y
luego lo llamaron desde la casa. Al menos, Tommie dice que debía de ser Arizona, Alabama o
un sitio similar. Ya sabes que Tommie no tiene buena memoria. Pero si el tiempo los pone
nerviosos supongo que son de Arizona y por eso no saben cómo tomarse un buen clima lluvioso
como el nuestro.
-¿Y por qué no me lo habías contado nunca?
-Porque Tommie me lo contó esta mañana, porque pensé que él ya te habría contado y, con
franqueza, porque creí que podrías llevar una vida normal aunque nunca lo supieses. ¡Vaya...!
La pelota se remontó hacia las tribunas y el lanzador se dio por vencido. Lillian se acercó a las
celosías.
-Tendré que conocerla mejor. Parece muy agradable... ¡Oh, Dios, mira eso, George! -George no
apartó la vista del televisor.-. Sé que está mirando esa nube. Y ahora se meterá en casa. Seguro.

Dos días después, George fue a la biblioteca a buscar unas referencias y regresó con una pila de
libros. Lillian lo recibió exultante:
-Oye, mañana no harás nada.
-Parece una afirmación, no una pregunta.
-Es una afirmación. Iremos con los Sakkaro al parque de Murphy.
-¿Con...?
-Con nuestros vecinos, George. ¿Cómo es posible que nunca recuerdes el apellido?
-Soy un superdotado. ¿Y cómo ha sido eso?
-Esta mañana fui a su casa y toqué el timbre.
-¿Así de fácil?
-No creas. Fue difícil. Estuve allí, vacilando y con el dedo sobre el timbre, hasta que comprendí
que era preferible llamar y no que alguien abriera la puerta y me sorprendiera plantada allí
como una boba.
-¿Y ella no te echó?
-No. Fue amabilísima. Me invitó a entrar, me reconoció, se alegró de que la visitara.
-Y tú le sugeriste lo de ir al parque.
-Sí. Pensé que todo sería más fácil si sugería un sitio donde los niños pudieran divertirse. A ella
no le gustaría estropearle a su hijo una oportunidad así.
-Psicología materna.
-Pero tendrías que ver su casa.
-Ah. Había un motivo para todo esto. Ahora lo entiendo. Querías hacer una inspección
completa. Por favor, no me comentes la combinación de colores. No me interesan cómo son las
colchas y puedo prescindir de toda alusión al tamaño de los armarios.
El secreto de la felicidad de su matrimonio era que Lillian no le prestaba atención a George.
Comentó la combinación de colores, describía las colchas y precisó las medidas exactas de los
armarios.
-¡Y todo muy limpio! Nunca he visto un lugar tan ínmacualdo.
-Pues si llegas a conocerla bien te crearás unas exigencias imposibles y tendrás que dejar de
verla sólo para protegerte.
-La cocina -continuó Lillian, sin prestarle atención- estaba tan resplandeciente como sí nunca la
hubieran usado. Le pedí un vaso de agua y ella puso el vaso bajo el grifo con tal habilidad que
ni una gota cayó en el fregadero. No era afectación; lo hizo tan espontáneamente que comprendí
que siempre lo hacía de ese modo. Y cuando me entregó el vaso lo sostenía con una servilleta
limpia. Aséptica como un hospital.
-Debe de ser insoportable. ¿Aceptó venir con nosotros sin vacilar?
-Bueno..., no sin vacilar. Llamó a su esposo para preguntarle cuál era el pronóstico del tiempo y
él dijo que los periódicos anunciaban cielo despejado para mañana, pero que estaba esperando el último informe de la radio.
-Todos los periódicos lo decían, ¿eh?
-Desde luego; todos publican el informe oficial, así que todos concuerdan. Pero creo que ellos
están suscritos a todos los periódicos. Al menos, yo he visto el paquete que deja el repartidor...
-No te pierdes detalle, ¿no?
-De cualquier modo -siguió Lillian con severidad-, ella llamó a la oficina de meteorología y
pidió las últimas noticias. Se las comunicó a su esposo y dijeron que irían, aunque nos
telefonearían si había cambios imprevistos en el tiempo.
-De acuerdo. Entonces, iremos.
Los Sakkaro eran jóvenes y agradables, morenos y guapos. Mientras atravesaban la calzada para
ir hasta el automóvil de los Wright, George se inclinó hacia su esposa y le susurró al oído:
-Así que la razón es él.
-Ojalá fuera así. ¿Lo que lleva es una bolsa?
-Una radio portátil. Sin duda para escuchar los pronósticos del tiempo.
El pequeño Sakkaro venía corriendo detrás, agitando algo que resultó ser un barómetro
aneroide, y los tres se subieron al asiento trasero. Entablaron una charla sobre temas
impersonales que se prolongó hasta que llegaron al parque de Murphy.
El niño Sakkaro era tan cortés y razonable que incluso Tommie Wright, apretujado entre sus
padres en el asiento delantero, siguió su ejemplo y adoptó una apariencia civilizada. Lillian no
recordaba haber disfrutado de un viaje tan apacible.
No la molestaba en absoluto que el señor Sakkaro tuviera la radio encendida, aunque en un
volumen inaudíble, y nunca le vio llevársela al oído.
Hacía un día delicioso en el parque, caluroso y seco sin llegar a ser bochornoso, con un sol
alegre y brillante en un cielo muy azul. Ni siquiera el señor Sakkaro, que no dejaba de
inspeccionar el cielo ni de mirar el barómetro, parecía encontrar motivos de queja.
Lillian llevó a los niños a la parte de las atracciones y les compró billetes suficientes para que
disfrutaran de todas las emociones centrífugas que ofrecía el parque.
-Por favor -le dijo a la señora Sakkaro cuando ésta se opuso-, invito yo. La próxima vez le
tocará a usted.
Cuando regresó, George estaba solo.
-¿Dónde...?

-Allí, en el puesto de los refrescos. Les he dicho que te esperaría aquí y luego nos reuniríamos
con ellos -contestó George, en un tono sombrío.
-¿Pasa algo malo?
-No, nada malo, excepto que sospecho que él debe de ser bastante rico.
-¿Qué?
-No sé cómo se gana la vida. He insinuado...
-¿Quién fisgonea ahora?
-Lo hice por ti. Me ha dicho que se dedica simplemente a estudiar la naturaleza humana.
-¡Qué filosófico! Eso explicaría por qué reciben tantos periódicos.
-Sí, pero con un hombre apuesto y rico como vecino me parece que yo también voy a tener que
enfrentarme a unas exigencias imposibles.
-No seas tonto.
-Y no viene de Arizona.
-¿No?
-Le dije que había oído que eran de Arizona. Se sorprendió tanto que parece evidente que no. Se
echó a reír y me preguntó que si tenía acento de Arizona.
-Tiene un poco de acento -observó Lillian pensativamente-. Hay mucha gente de origen hispano
en el suroeste, así que podría ser de Arizona. Sakkaro podría ser un apellido hispano.
-A mí me parece japonés... Vamos, nos están llamando. ¡Oh, cielos, mira lo que han comprado!
Cada uno de los Sakkaro tenía tres palillos de algodón de azúcar, enormes remolinos de
empalagosa espuma rosada batida en un recipiente caliente. Se derretía dulcemente en la boca y
la dejaba pegajosa.
Los Sakkaro entregaron un palillo a cada uno de los Wright y éstos aceptaron por cortesía.
Caminaron por la avenida central, probaron suerte con los dardos, lanzaron pelotas, derribaron
cilindros de madera, se hicieron fotos, grabaron sus voces y probaron la fuerza de sus manos.
Finalmente, recogieron a los pequeños, que habían quedado reducidos a un gozoso estado de
tripas revueltas, y los Sakkaro se llevaron al suyo al puesto de los refrescos. Tommie quería un
perrito caliente y George le dio una moneda, así que el crío echó a correr.
-Francamente -dijo George-, prefiero quedarme aquí. Si les veo engullir más algodón de azúcar
me pondré verde y vomitaré. Apostaría a que se han comido una docena de palillos cada uno.
-Lo sé, y ahora están comprando más para el niño.
-Le he ofrecido a Sakkaro una hamburguesa, pero me la ha rechazado con mala cara. No es que una hamburguesa sea una gran cosa, ahora que después de tanta
golosina debe de saber a gloria.
-Lo sé. Yo le he ofrecido a ella zumo de naranja y se sobresaltó como si se lo hubiera arrojado a
la cara. Supongo que nunca han visitado un sitio como éste y necesitarán tiempo par adaptarse a
la novedad. Se atiborrarán de algodón de azúcar y no volverán a probarlo en diez años.
-Bueno, quizá. -Caminaron hacia los Sakkaro-. Mira, Lillian, se está nublando.
El señor Sakkaro tenía la radio pegada a la oreja y miraba angustiado hacia el oeste.
-Vaya, ya lo he visto -comentó George-. Uno contra cincuenta a que quiere volver a casa.
Los tres Sakkaro se le echaron encima, amables, pero insistentes. Lo lamentaban, lo habían
pasado de maravilla, los invitarían en cuanto pudieran, pero ahora tenían que irse, de verdad. Se
acercaba una tormenta. La señora Sakkaro se quejó de los pronósticos, pues todos habían
anticipado buen tiempo.
George trató de consolarlos:
-Es difícil predecir una tormenta local, pero aunque viniera duraría a lo sumo media hora.
Ante ese comentario, el pequeño Sakkaro casi rompió a llorar, y la mano de la señora Sakkaro,
que sostenía un pañuelo, tembló visiblemente.
-Vamos a casa -dijo George, resignado.
El viaje de regreso se prolongó interminablemente. Nadie hablaba. El señor Sakkaro tenía la
radio a todo volumen y pasaba de una emisora a otra, sintonizando los informes meteorológicos.
Ya todos anunciaban «chaparrones locales».
El pequeño Sakkaro chilló que el barómetro estaba bajando, y la señora Sakkaro, con la barbilla
en la palma de la mano, miró alarmada al cielo y le pidió a George que condujera más deprisa.
-Parece amenazador, ¿verdad? -observó Lillian, en un cortés intento de compartir la
preocupación de sus invitados. Pero luego George le oyó mascullar entre dientes-: ¡Habráse
visto!
El viento levantaba una polvareda cuando llegaron a la calle donde vivían, y las hojas
susurraban de un modo amenazador. Un relámpago cruzó el firmamento.
-Estarán en casa dentro de un par de minutos, amigos. Lo conseguiremos -los tranquilizó
George.
Frenó en la puerta que daba al inmenso patio de los Sakkaro, se bajó del coche y abrió la
portezuela trasera. Creyó sentir una gota. Habían llegado justo a tiempo.

Los Sakkaro salieron a trompicones, con el rostro tenso y mascullando unas frases de
agradecimiento, y corrieron hacia la puerta como una exhalación.
-Francamente -comentó Lillian-, cualquiera diría que son...
Los cielos se abrieron arrojando goterones gigantes, como si una presa celestial hubiera
reventado. La lluvia repicó con fuerza sobre el techo del auto y a pocos metros de la puerta los
Sakkaro se detuvieron y miraron hacia arriba con desesperación.
La lluvia les emborronó, desdibujó y encogió el rostro. Los tres cuerpos se arrugaron y se
deshicieron dentro de la ropa, que se desplomó en tres montones pegajosos y mojados.
Y mientras los Wright observaban paralizados por el horror Lillian fue incapaz de dejar
incompleta la frase:
-.., de azúcar y tienen miedo de derretirse.

A) TITULO:  "LLUVIA, LLUVIA ALEJATE"


B) AUTOR :  ISAAC  ASIMOV

C) BIOGRAFÍA DEL AUTOR;  1920-1992

ESCRITOR DE ORIGEN RUSO SU ESPECIALIDAD ERAN LOS LIBROS DE CIENCIA FICCIÓN HIJO DE PADRES JUDÍOS

D) PERSONAJES PRINCIPALES:  TOMMIE, GEORGE , SEÑORA SAKKARO Y LILLIAN WRIGHT

E) PERSONAJES SECUNDARIOS: SEÑOR SAKKARO Y NIÑO SAKKARO

F) CONTEXTO HISTÓRICO: NO DICE

G) CONTEXTO GEOGRÁFICO: EN UNA CASA

H) RESUMEN DE LA LECTURA: TRATA DE UNA SEÑORA QUE DECIDE IR A VISITAR A UNA NUEVA VECINA QUE LLEGO ELLA VA CON SU HIJO CON SU ESPOSO ENTONCES LA SEÑORA LE DICE A SU VECINA QUE YA META A SU HIJO PORQUE VA A LLOVER Y ENTONCES CUANDO SE VAN EMPIEZA A LLOVER DE VERDAD Y SE MOJAN

I) EN QUE SE RELACIONA CON TU VIDA COTIDIANA: EN QUE HAY BESES QUE ME DICEN HOY VA A LLOVER Y NO ES CIERTO

J) OPINIÓN O CRITICA: LA LECTURA SE ME HIZO MUY INTERESANTE PORQUE HABLA DE LAS PERSONAS QUE MIENTEN Y QUE EN OCACIONES LAS MENTIRAS SE VUELVEN REALIDAD

K) ESCRIBE TRES ENSEÑANZAS QUE TE DEJE LA LECTURA: NO HAY QUE CONFIARNOS DECIR LA VERDAD Y QUE DEBEMOS APRENDER DE LAS EXPERIENCIAS.

jueves, 23 de febrero de 2012

TAREA PROYECTOS INSTITUCIONALES II SEGUNDA LECTURA "CUANDO SE DIVERTÍAN"

"CUANDO SE DIVERTÍAN" 
AUTOR: ISAAC  ASIMOV

Margie lo anotó esa noche en el  diario. En la página del 17 de mayo del 2157 escribió: < ¡Hoy Tommy se ha encontrado un libro de verdad!>.
Era un libro muy viejo. El abuelo de Margie contó una vez, que cuando él era pequeño, su abuelo le había contado que hubo una época en que los cuentos siempre estaban impresos en papel. Uno pasaba las páginas, que eran amarillas y se arrugaban, y era divertidísimo ver que las palabras se quedaban quietas en vez de desplazarse por la pantalla. Y, cuando volvías a la página anterior, contenía las mismas palabras que cuando la leías por primera vez.
- Caray- dijo Tommy- qué desperdicio. Supongo que cuando terminas el libro lo tiras. Nuestra pantalla de televisión habrá mostrado un millón de libros y sirve para mucho más. Yo nunca la tiraría.
- - Lo mismo digo- contestó Margie. Tenia once años y no había visto tantos telelibros como Tommy. Él tenía trece- ¿Dónde lo encontraste?
- - En mi casa- Tommy señaló sin mirar, porque estaba ocupado leyendo- En el ático.
- ¿De qué trata
- De la escuela
- ¿De la escuela? ¿qué se puede escribir sobre la escuela? Odio la escuela.
Margie siempre había odiado la escuela, pero ahora más que nunca. El maestro automático le había hecho un examen de geografía tras otro y los resultados eran cada vez peores. La madre de Margie había sacudido tristemente la cabeza y había llamado al inspector del condado.
Era un hombrecillo regordete y de rostro rubicundo, que llevaba la caja de herramientas con perillas y cables. Le sonrió a Margie y le dio una manzana; luego, desmanteló al maestro. Margie esperaba que no supiera ensamblarlo de nuevo, pero sí sabía y, al cabo de una hora, allí estaba de nuevo, grande, negro y feo, con una enorme pantalla donde se mostraban las lecciones y aparecían las preguntas. Eso no era tan malo. O que más odiaba Margie era la ranura donde debían insertar las tareas y las pruebas. Siempre tenían que redactarlas en un código que le hicieron aprender a los seis años, y el maestro automático calculaba la calificación en un santiamén.
El inspectos sonrió al terminar y acarició la cabeza de Margie.
- No es culpa de la niña, señora Jones- le dijo a la madre-.Creo que el sector de geografía estaba demasiado acelerado. A veces ocurre. Lo he sintonizado en un nivel adecuado para los diez años de edad. Pero el patrón general de progresos es muy satisfactorio.- Y carició de nuevo la cabeza de Margie.
Margie estaba desilusionada. Había abrigado la esperanza de que se llevaran al maestro. Una ve, se llevaron al maestro de Tommy durante todo un mes porque el sector de historia se había borrado por completo.
Así que le dijo a Tommy:
- ¿Quien querría escribir sobre la escuela?
Tommy la miró con aire de superioridad.
- porque no es una escuela como la nuestra, tontuela. Es una escuela como la de hace cientos de años.- Y añadió altivo, pronunciando la palabra muy lentamente-: Siglos.
Margie se sintió dolida.
- Bueno, yo no sé qué escuela tenían hace tanto tiempo. Leyó el libro por encima del hombro de Tommy y añadió-: De cualquier modo, tenían maestro.
- Claro que tenían maestro, pero no era n maestro normal, era un hombre.
- ¿Un hombre? ¿cómo puede un hombre ser maestro?
- Él les explicaba las cosas a los chicos, les daba tareas y les hacía preguntas.
- Un hombre no es lo bastante listo.
- Claro que sí. Mi padre sabe tanto como mi maestro.
- No es posible. Un hombre no puede saber tanto como un maestro.
- Te apuesto a que sabe casi lo mismo.
Marie no estaba dispuesta a discutir sobre eso.
- Yo no querría que un hombre extraño viniera a casa a enseñarme.
Tommy soltó una carcajada.
- Qué ignorante eres, Margie. Los maestros no vivían en la casa. Tenían un edificio especial y todos los chicos iban allí.
- ¿y todos aprendían lo mismo?
- Claro, siempre que tuvieran la misma edad.
- Pero mi madre dice que a un maestro hay que sintonizarlo para adaptarlo a la edad de cada niño al que enseña y que cada chico debe recibir una enseñanza distinta.
- Pues antes no era así. Si no te gusta, no tienes por qué leer el libro.
- No he dicho que no me gustara- se apresuró a decir Margie.
Quería leer todo eso de las extrañas escuelas.
Aún no habían terminado cuando la madre de Margie llamó:
- ¡Margie!¡Escuela!
Marie alzó la vista.
- Todavía no, mamá.
- ¡Ahora- chilló la señora Jone-. Y también debe ser la hora de Tommy.
- ¿Puedo seguir leyendo el libro contigo después de la esuela?- le preguntó Margie a Tommy.
- Tal vez- dijo él con petulancia, y se alejó silbando, con el libro viejo y polvoriento debajo del brazo.
Margie entro en el aula. Estaba al lado del dormitorio, y el maestro automático se hallaba encendido ya y esperando. Siempre se encendía a la misma hora todos los días, excepto sábados y domingos, porque su madre decía que las niñas aprendían mejor si estudiaban en un horario regular.
La pantalla estaba iluminada.
- La lección aritmética de hoy – habló el maestro- se refiere a la suma de quebrados propios. Por favor, inserta la tarea de ayer en la ranura adecuada.
Margie obedeció, con un suspiro. Estaba pensando en las viejas escuelas que había cuando el abuelo del abuelo era un chiquillo. Asistían todos los chicos del vecindario, se reían y gritaban ene el patio, se sentaban juntos en el aula, regresaban a casa juntos al final del día aprendían las mismas cosas, así que podían ayudarse con los deberes y hablar de ellos.
Y los maestros eran personas…
La pantalla del maestro automático centelleó.
- Cuando sumamos las fracciones 1/2 y 1/4…
Margie pensaba que os niños debían de adorar la escuela en los viejos tiempos. Pensaba en cuánto se divertían.
Margie lo anotó esa noche ene le diario. En la página del 17 de mayo del 2157 escribió: < ¡Hoy Tommy se ha encontrado un libro de verdad!>.
Era un libro muy viejo. El abuelo de Margie contó una vez, que cuando él era pequeño, su abuelo le había contado que hubo una época en que los cuentos siempre estaban impresos en papel. Uno pasaba las páginas, que eran amarillas y se arrugaban, y era divertidísimo ver que las palabras se quedaban quietas en vez de desplazarse por la pantalla. Y, cuando volvías a la página anterior, contenía las mismas palabras que cuando la leías por primera vez.
- Caray- dijo Tommy- qué desperdicio. Supongo que cuando terminas el libro lo tiras. Nuestra pantalla de televisión habrá mostrado un millón de libros y sirve para mucho más. Yo nunca la tiraría.
- - Lo mismo digo- contestó Margie. Tenia once años y no había visto tantos telelibros como Tommy. Él tenía trece- ¿Dónde lo encontraste?
- - En mi casa- Tommy señaló sin mirar, porque estaba ocupado leyendo- En el ático.
- ¿De qué trata
- De la escuela
- ¿De la escuela? ¿qué se puede escribir sobre la escuela? Odio la escuela.
Margie siempre había odiado la escuela, pero ahora más que nunca. El maestro automático le había hecho un examen de geografía tras otro y los resultados eran cada vez peores. La madre de Margie había sacudido tristemente la cabeza y había llamado al inspector del condado.
Era un hombrecillo regordete y de rostro rubicundo, que llevaba la caja de herramientas con perillas y cables. Le sonrió a Margie y le dio una manzana; luego, desmanteló al maestro. Margie esperaba que no supiera ensamblarlo de nuevo, pero sí sabía y, al cabo de una hora, allí estaba de nuevo, grande, negro y feo, con una enorme pantalla donde se mostraban las lecciones y aparecían las preguntas. Eso no era tan malo. O que más odiaba Margie era la ranura donde debían insertar las tareas y las pruebas. Siempre tenían que redactarlas en un código que le hicieron aprender a los seis años, y el maestro automático calculaba la calificación en un santiamén.
El inspectos sonrió al terminar y acarició la cabeza de Margie.
- No es culpa de la niña, señora Jones- le dijo a la madre-.Creo que el sector de geografía estaba demasiado acelerado. A veces ocurre. Lo he sintonizado en un nivel adecuado para los diez años de edad. Pero el patrón general de progresos es muy satisfactorio.- Y carició de nuevo la cabeza de Margie.
Margie estaba desilusionada. Había abrigado la esperanza de que se llevaran al maestro. Una ves, se llevaron al maestro de Tommy durante todo un mes porque el sector de historia se había borrado por completo.
Así que le dijo a Tommy:
- ¿Quien querría escribir sobre la escuela?
Tommy la miró con aire de superioridad.
- porque no es una escuela como la nuestra, tontuela. Es una escuela como la de hace cientos de años.- Y añadió altivo, pronunciando la palabra muy lentamente-: Siglos.
Margie se sintió dolida.
- Bueno, yo no sé qué escuela tenían hace tanto tiempo. Leyó el libro por encima del hombro de Tommy y añadió-: De cualquier modo, tenían maestro.
- Claro que tenían maestro, pero no era n maestro normal, era un hombre.
- ¿Un hombre? ¿cómo puede un hombre ser maestro?
- Él les explicaba las cosas a los chicos, les daba tareas y les hacía preguntas.
- Un hombre no es lo bastante listo.
- Claro que sí. Mi padre sabe tanto como mi maestro.
- No es posible. Un hombre no puede saber tanto como un maestro.
- Te apuesto a que sabe casi lo mismo.
Marie no estaba dispuesta a discutir sobre eso.
- Yo no querría que un hombre extraño viniera a casa a enseñarme.
Tommy soltó una carcajada.
- Qué ignorante eres, Margie. Los maestros no vivían en la casa. Tenían un edificio especial y todos los chicos iban allí.
- ¿y todos aprendían lo mismo?
- Claro, siempre que tuvieran la misma edad.
- Pero mi madre dice que a un maestro hay que sintonizarlo para adaptarlo a la edad de cada niño al que enseña y que cada chico debe recibir una enseñanza distinta.
- Pues antes no era así. Si no te gusta, no tienes por qué leer el libro.
- No he dicho que no me gustara- se apresuró a decir Margie.
Quería leer todo eso de las extrañas escuelas.

Aún no habían terminado cuando la madre de Margie llamó:
- ¡Margie!¡Escuela!
Marie alzó la vista.
- Todavía no, mamá.
- ¡Ahora- chilló la señora Jone-. Y también debe ser la hora de Tommy.
- ¿Puedo seguir leyendo el libro contigo después de la esuela?- le preguntó Margie a Tommy.
- Tal vez- dijo él con petulancia, y se alejó silbando, con el libro viejo y polvoriento debajo del brazo.
Margie entro en el aula. Estaba al lado del dormitorio, y el maestro automático se hallaba encendido ya y esperando. Siempre se encendía a la misma hora todos los días, excepto sábados y domingos, porque su madre decía que las niñas aprendían mejor si estudiaban en un horario regular.
La pantalla estaba iluminada.
- La lección aritmética de hoy – habló el maestro- se refiere a la suma de quebrados propios. Por favor, inserta la tarea de ayer en la ranura adecuada.
Margie obedeció, con un suspiro. Estaba pensando en las viejas escuelas que había cuando el abuelo del abuelo era un chiquillo. Asistían todos los chicos del vecindario, se reían y gritaban ene el patio, se sentaban juntos en el aula, regresaban a casa juntos al final del día aprendían las mismas cosas, así que podían ayudarse con los deberes y hablar de ellos.
Y los maestros eran personas…
La pantalla del maestro automático centelleó.
- Cuando sumamos las fracciones 1/2 y 1/4…
Margie pensaba que os niños debían de adorar la escuela en los viejos tiempos. Pensaba en cuánto se divertían.

TITULO DE LA LECTURA: CUANDO SE 
DIVERTÍAN
AUTOR: ISAAC ASIMOV
BIOGRAFÍA DE ISAAC ASIMOV: NACIÓ EN 1919- MURIÓ  EN 1992
PERSONAJES PRINCIPALES: MARGIE
PERSONAJES SECUNDARIOS: EL ABUELO DE MARGIE , TOMMY, LA MAMA DE MARGIE Y EL INSPECTOR.


CONTEXTO HISTÓRICO:  17 DE MAYO DE 2157


CONTEXTO GEOGRÁFICO: EN LA CASA DE MARGIE EN EL ÁTICO


RESUMEN DE LA LECTURA:  
todo empiezo cuando Tommy encontró un libro viejo , en ese momento el abuelo de Margie empezó a contarles que los libros eran muy frajiles y estaban impresos en papel, Tommy dijo que se trataba sobre una escuela a Margie no le gusto por que siempre había odiado la escuela y la odiaba por que había un maestro automático que le hacia exámenes y  cada examen era una calificación muy baja a la madre de Margie no le gusto así que le aviso al inspector quien fue  y lo arreglo Margie penso que se lo iban a llevar como el maestro de Tommy.
Margie y Tommy platicaban de un libro que habían leído en donde los maestros  los cuales les dejaban tareas,al día siguiente Margie fue a las clases con su maestro y ella se acordaba de como se divertían.


¿EN QUE SE RELACIONA LA LECTURA CON TU VIDA COTIDIANA?
Que hay que ver como era la vida antes cuando nuestros padres estudiaban y que hay que compararlo con lo de ahorita por que hay mucha diferencia entre nuestra época y  la de nuestros padres y valorar los maestros que tenemos por que como vamos avanzando alomejor y llegamos a tener maestros así.


OPINIÓN PERSONAL:
esta lectura es interesante por que enseña como podría ser la educación en el futuro y que seria padre que tuviéramos maestros así. 

miércoles, 15 de febrero de 2012

CUESTIONARIO DE LA LECTURA "LA VENTANA"

1.-¿Quienes son los personajes principales?

R: dos hombres que están en un hospital

2.-¿Cual es el objetivo de la lectura?

R:que nos enseña a que no importa si no tenemos el sentido de la vista podemos imaginarnos un momento hermoso

3.¿Porque piensas que la persona invidente contó esa historia?

R: por lo mismo que no podía ver el se imaginaba como seria todo afuera

4.-¿Que penso la segunda persona cuando se acerco a la ventana?

R:que al final tenia la dicha de ver el mundo exterior, pero después se pregunto como le hiso su compañero para describir todo lo que decía si al otro lado solo estaba una pared

5.-¿Que discurso utilizaras tu para convencer a alguien de lo que tu quieres?

R: que me gustaría que se volviera realidad

6.-¿Que te gusto de la lectura?

R: como una persona que esta siega pudo describir un momento bonito mientas que el estaba enfermo

jueves, 9 de febrero de 2012

temario

UNIDAD I
=Exprecion Oral=
1.1 Lenguaje
 1.1.1 Tipos de lenguaje
   1.1.2 Funciones del lenguaje
     1.1.3 La comunicacion
1.2 Lengua y Habla
  1.2.1 Modismos
    1.2.2 Viciós de dicción
      1.2.3 El dialogo
1.3 La Palabra
  1.3.1 Concepto
    1.3.2 Cualidad y caracteristicas

UNIDAD II
=Expresión Escrita=
2.1 Diario de grupo
  2.1.1 Ortografía de las letras (B, V, G, J, S, C, H)
    2.1.2 Signos de puntuación
2.2 Comic
  2.2.1 Tema
    2.2.2 Trama
2.3 Blog
  2.3.1 Publicidad e Internet
    2.3.2 Blog

UNIDAD III

3.1 Leyendo con próposito
  3.1.1 Identificar el próposito del autor
    3.1.2 Desarrollar lectra de profundidad
3.2 Lectora Reflexiva
 3.2.1 Pensando hacerca de leer
   3.2.2 Lectura estructurada
3.3 Grados de lectura
 3.3.1 Parafrasear
   3.3.2 Explicar un parrafo
    3.3.3 Hablar en vos del autor.